Al considerar nuestra relación con el resto, surgen dos recurrentes alternativas: Empecinarnos en creer en la virtual eternidad de los personajes en los cuales invertimos emocionalmente o, por otro lado, vivir descreídos y distantes a la expectativa de ser defraudados. Con la primera estrategia terminaríamos sumidos en frustración y lacerante decepción cada que el supuesto "para siempre" de turno se desvanezca hasta su inexistencia. Con la segunda, sin embargo, nuestra apatía y aislamiento se intensificaría tras cada lazo de confianza que cortemos de raíz. Por supuesto, opciones más prometedoras no son imposibles.
Enjoy it
while it's so beautiful.