domingo, 9 de marzo de 2014

Mining through blah mountains


Si nuestro device fuese un poco más sincero, al encenderlo nos recibiría con "Bienvenido al torrente inagotable de mensajes, estados, comentarios, solicitudes, tweets, vines, etiquetas, videos, artículos, papers, y, oh!, tanto etcétera"; tras el saludo estándar e inundarnos con la sola posibilidad de información, nuestro device proseguiría con la simple pero definitoria pregunta: "Qué consideras merece tu atención hoy?".


Hemos dado una mirada a 
qué es 
lo que usualmente vemos?

Con el masivo torrente disponible (el cual es aparentemente interminable y a la vez incompleto) somos nosotros los llamados a discernir entre lo "interesante" y lo "ignorable", entre aquello que vale las próximas tres horas de nuestra privilegiada existencia y aquello que puede ser dejado para un incierto mañana. Son nuestras prioridades las que rigen nuestra discriminatoria clasificación y por ende son precisamente ellas las que gobiernan nuestro concepto muy personal de "calidad". Hasta cierto punto, la persona que somos hoy ha sido formada por la información que hemos escogido ver a través del tiempo.

Cada uno excava 
su preciado tesoro.

El mundo está lleno de Blah, es decir, de información a la que estamos diariamente expuestos pero consideramos irrelevante para nuestros fines. Por ejemplo, ante un titular "El actor X pasó el viernes en el club Y" uno podría reaccionar con "Gosh, a quién le importa?", mas la realidad de los hechos es que precisamente existe un número de personas a las que sí les importa (qué clase de personas, no es relevante) y mientras exista un mercado dispuesto a consumir, existirá la oportunidad de un productor para beneficiarse de ello.

Este provecho ni siquiera necesita ser monetario, como en el caso de gente compartiendo voluntariamente detalles de su vida privada con el objetivo de sentir el interés del resto. Un personaje de Youtube mencionó en una ocasión: "Que por qué hago este video? Porque no tengo naaada mejor que hacer y, claramente, ustedes tampoco". El torrente está ahí para todos, pero cada uno de nosotros diseña y tiene derecho a su propio filtro.

Distracciones
vs.
Disciplina.

Incluso cuando se logra diseñar un filtro de acuerdo a nuestras metas personales (un subconjunto de nuestras prioridades), en la práctica conseguir aplicarlo rigurosamente es una tarea que demanda una considerable fuerza de voluntad pues vivimos rodeados de distracciones que están a un solo clic de distancia. Por qué escogemos apartarnos de nuestros propios intereses? Por qué desviarnos de aquello que realmente nos va ayudar a crecer? La culpa no es enteramente de los medios por presentarnos la distracción, el desliz es de quien decidió prestarle atención.

My friend, podemos frustrarnos con el mundo y sus habitantes por compartir información que "está de más" o, por otro lado, podemos comprender que cualesquiera que sean las circunstancias, el incesante ruido seguirá llegando, pero nosotros contamos (sobre todo ahora) con absoluta libertad para depurarlo de nuestro día pues al final únicamente nosotros evaluamos lo que es digno de nuestro tiempo y apreciación. 

Un feliz domingo a todos =]