Es demasiado fácil caer en el agotador juego de opinar, faltarse el respeto, frustrarse y replicar hirientemente hasta dejar al otro en ridículo. Esta clase de intercambios inundan las plataformas virtuales de discusión haciendo intolerable la tarea de inspección y recuperación de puntos relevantes de cada argumento. Atacamos directamente como método predilecto de persuasión sin reflexionar acerca de lo que estamos sembrando.
Beware of
the humiliation
Olympics.