domingo, 10 de enero de 2016

This little mocking game

Es demasiado fácil caer en el agotador juego de opinar, faltarse el respeto, frustrarse y replicar hirientemente hasta dejar al otro en ridículo. Esta clase de intercambios inundan las plataformas virtuales de discusión haciendo intolerable la tarea de inspección y recuperación de puntos relevantes de cada argumento. Atacamos directamente como método predilecto de persuasión sin reflexionar acerca de lo que estamos sembrando.

Beware of
the humiliation
Olympics.


Nuestras ansias por sentirnos superiores colaboran a que a la menor oportunidad optemos por burlarnos de algún grupo para así resaltar cuán "razonables" somos nosotros y cuán "ignorantes" son ellos. Asimismo, basados en esta "superioridad" nos juntamos con pares también inmersos en las olimpiadas de apuntar con el dedo para satisfacer otra necesidad de elitismo. Llegamos al sombrío punto en el cual nos importa muy poco quienquiera que salga denigrado en el proceso.


Our ego out of control
can be very hurtful 
to the world.


Insultar sutilmente no es lo mismo que ser maduro y respetuoso. Interactuar en constante sarcasmo crea un ambiente tenso que demanda perfección de todos y destroza la voluntad que se tiene de ser vulnerables. Humillamos pensando que al hacerlo nuestro argumento ganará peso; sin embargo, mientras el mofarnos de los demás sí consigue alimentar nuestro ego, lejos de convencer a las partes involucradas, genera resistencia y resentimiento.


Endorse
respectful challenges.


No podemos esperar que nuestra paciencia garantice que el resto nos escuche y no se enterque en su posición en cada gran o micro debate. Cuando ya no sea posible sostener una discusión alturada ni productiva y la invitación se extienda a sacar lo peor de nosotros, tendremos una decisión que tomar y un carácter que tallar. My friend, existe mucha ira contagiosa en el mundo y abstenernos de participar en ella es una faena que va a precisar de cada onza de autocontrol y seguridad que hayamos cultivado.