"En
el reino de los ciegos, el tuerto es el rey" - dice la
conocida frase. Sin embargo, la experiencia muestra que con el
suficiente período de exposición y dependiendo de quién logre
influir en quién es posible que ocurra uno de los siguientes dos
fenómenos: El primero muestra que aquel que no podía ver empieza a
recuperar la vista, al quitarse la venda de los ojos; el segundo
fenómeno muestra, por otro lado, que aquel que no era ciego empieza
a ver cada vez menos, al perder su visión.
Tras
el impacto
nos
ralentizamos
o
aceleramos.
Procuremos
que el impacto que causan las personas al tocar nuestra vida siempre
nos empuje (o, al menos, les empuje) hacia adelante con más
fuerza. Somos cada uno de nosotros un universo diferente con nuestra
propia forma de ser y nuestra propia perspectiva del mundo, por ello
mismo toda persona que encontramos durante nuestra travesía trae
consigo la oportunidad de aportar algo de sí a nuestra vida. Esta
oportunidad siempre debe ser canalizada en un acto de inspiración,
es decir, cuando uno es capaz de integrar a su vida algo aprendido
del otro que le ayuda a crecer como persona. Como nos dice aquella
canción: "Creo que cambié para bien. Sin embargo, de lo que
sí estoy seguro es que fue gracias a que te conocí que cambié para
siempre" [For Good].
Vivamos
con
una perspectiva
en
alta definición.
Puede que
aquellos que nos rodeen miren al mundo, pero decidan apreciar sólo
una fracción de él, decidan encasillarse en lo familiar y decidan
plantar su mirada en los obstáculos en lugar de sus metas; esa puede
ser su visión y por supuesto la nuestra tiene todo el derecho de ser
diferente. En efecto, nosotros no necesitamos condicionar nuestra
noción de felicidad a aquella que haya construido el resto pues
contamos con la libertad de tener nuestra propia perspectiva de la
vida y así tener la oportunidad de ver al mundo en alta
definición. Si en lugar de compararnos con el resto nos
comparamos con la persona que fuimos ayer, será mucho más fácil
darnos cuenta que siempre podemos mejorar.
Tiempo
de
despegar(nos).
En algunas
ocasiones lo mejor que podemos hacer es dejar aquel ambiente que no
nos está trayendo una sonrisa y nos está impidiendo surgir. "No
podemos dejar de crecer solamente porque el resto se ha acostumbrado
a vernos pequeños" es una idea que hace énfasis en la
línea que existe entre respetar las necesidades de los demás y
sacrificar nuestro propio bienestar a causa del temor que tiene el
resto a salir de su comfort zone. Muchas veces somos nosotros
los que debemos despegarnos para demostrar a los que dejamos atrás
que, efectivamente, no existen barreras.
Debe
considerarse que para poder despegar exitosamente es necesario
prepararnos obteniendo las fortalezas necesarias (calificaciones que
destaquen, relevante experiencia laboral, diplomados, maestrías,
dominio de varios idiomas, etc.) para encarar sin mayor inconveniente los
desafíos que existen en el camino. Si aún no nos hemos preparado,
hoy es un excelente día para comenzar a hacerlo.
"Que
nadie llegue a ti y se vaya sin sentirse más feliz" [Mother Teresa]. Al vivir de la forma que nos hace más felices logramos
dejar un verdadero ejemplo que posiblemente logre tener repercusión
en la forma de ver de alguien más. Finalmente, si en nuestro camino
nos encontramos con alguien demasiado encasillado, podemos
tomar este evento como una ocasión para educar pues recordemos que en
algún momento nosotros también tuvimos la venda en los ojos.
Feliz
domingo, my friend, mientras te encuentres con vida tienes oportunidad de sentirte vivo =]
"I said, what could we do?
You said, we could do anything we want to."