lunes, 16 de junio de 2014

The greatest things



Llegan momentos, mientras nos encontramos domando los dragones de nuestros miedos y habilidades, en los que sentimos un llamado que pone nuestro mundo en pausa y a nuestras prioridades superiores en evidencia. Tras ellos solamente un curso de acción es imaginable: Debemos volar a proteger lo más amado. Estos dragones tendrán que esperar pues nuestro nuevo camino descubre su amanecer.


"The mountains are calling
and I must go."
[John Muir]


Muchas veces pensamos que la mejor manera de demostrar nuestra autosuficiencia y fortaleza es rechazando participar de un mundo que constantemente demanda nuestra atención, le miramos y decimos "Yo no dependo de ti así como tú no dejarás de girar por mí". Probablemente sea también posible alcanzar la tan preciada cima con este extremo proceder al punto de tener la gloria esperando por nosotros en la llegada, pero en esa realidad ella solamente podrá ser disfrutada en un envase personal.


El panorama que nos aguarde en la cima será en cualquier instancia un fiel reflejo de nuestro sacrificio en todos sus aspectos: Desde perniciosas distracciones de las cuales nos abstuvimos hasta los cálidos lazos personales de los cuales decidimos privarnos.

Ser nuestra prioridad #1
no implica abandonar
a los finalistas.


Por qué negarnos del sincero cariño de los demás? Querer al resto no es una debilidad, es una hermosa expresión de nuestra humanidad. Las relaciones interpersonales que hemos cultivado a lo largo de nuestro trayecto son como tesoros compartidos que nos conectan con las personas que han impactado nuestra vida, aquellas que hicieron nuestros días particularmente brillantes con sus nobles muestras de afecto. Por ocupado que pueda ser nuestro día a día, el tiempo dedicado a proteger estos tesoros se comprueba a la larga como el más gratificante.

Amor "eterno"?

No podemos dar un juicio definitivo acerca de la posible eternidad de las personas más allá del ámbito biológico, pero sí podemos aventurarnos a declarar que nuestro cariño hacia ellas no está determinado por el tiempo que les pueda quedar, es decir, no les podríamos querer más aunque supiésemos que les fuésemos a perder mañana así como no les podríamos querer menos incluso si supiésemos que fuesen a estar aquí por siempre. La capacidad de amar no se va a limitar ante la mortalidad.

My friend, es posible ser fuertes, valientes y amorosos. Usemos lo aprendido para defender aquello más valioso.