martes, 8 de octubre de 2013

So here's the deal


Vivimos rodeados de personas e interactuar con ellas en una tarea felizmente inevitable. Cada uno de estos individuos es un enigmático universo y por ello es imprescindible entablar acuerdos que, al definir las reglas del juego, logren mantener la paz incluso entre dos partes aparentemente antagónicas.

Concordar para 
coexistir.


Las relaciones humanas, y el éxito de ellas, están gobernadas por acuerdos donde se establecen la inversión de las partes interesadas así como el beneficio esperado al seguirse el trato debidamente. Ello se aplica a relaciones de variados niveles: Desde un niño que espera una propina por parte de sus padres cada fin de semana; hasta las condiciones y términos de servicio a los que nos atenemos al hacer click en "Aceptar" cuando instalamos un nuevo programa en nuestra PC.

Acercarnos 
al resto con un 
trato especial.

Uno de los acuerdos más fundamentales es aquel que define la manera como hemos de relacionarnos con los demás, para tal efecto contamos con la conocida "regla de oro" la cual indica que debemos procurar tratar a los demás como nos gustaría ser tratados; otro acuerdo similar es la "regla platino" [It's pronounced metrosexual] , es decir, tratar a los demás como les gustaría ser tratados; finalmente, si dichos acuerdos nos son insuficientes, podemos decidir implementar uno más elaborado que considere el hecho de que cada persona tiene necesidades distintas y que nosotros no somos lectores de mentes para conocer expectativas ajenas con anticipación: "Tratar a los demás como nos gustaría ser tratados hasta que ellos hagan explícita su manera predilecta. Ello siempre y cuando sus intereses no afecten nuestro bienestar negativamente".

Convenios 
poco convencionales.

En nuestro trayecto (y dependiendo de la sociedad destino) descubriremos que existen singulares acuerdos que si bien es cierto no son los arreglos a los que nosotros nos comprometeríamos bajo circunstancias usuales, son los que otros han escogido para sí por la simple razón de ser lo que funciona para ellos independientemente de nuestra apreciación. Algunos ejemplos los encontramos en matrimonios arreglados, relaciones abiertas, relaciones polígamas, parejas con diferencia de edades medida en décadas, hogares con un solo cónyuge generando ingresos, etc.

Negociar acuerdos es una parte obligatoria de nuestro recorrido, es la manera como evitamos enfrentamientos y fomentamos la colaboración para satisfacer nuestros intereses particulares. Seamos responsables con nuestros compromisos y respetemos aquellos del resto ya que, después de todo, cada uno de nosotros actúa (o ciertamente debería actuar) en favor a su propia fórmula de la felicidad.


Feliz martes, my friend, hoy nos damos cuenta que el temido lunes sí valió la pena =]

"And if you close your eyes,
 does it almost feel like nothing changed at all?"